martes, 21 de marzo de 2017

Esculturas Bernini

Miguel Ángel dijo una vez que él no creó esculturas sino, más bien, liberaba seres de dentro de bloques de piedra. Él es conocido por dar vida a la roca. Sin embargo, otro gran escultor logró traer credibilidad a la piedra de modo que parecía moverse y vivir.

Este fue Gian Lorenzo Bernini, un arquitecto italiano y artista nacido en Nápoles y que predominantemente trabajó en Roma. A lo largo de la ciudad queda un rastro de sus obras maestras que realmente hay que ver para creer.




El rapto de Proserpina, 1622

Representa el rapto de Proserpina por el Dios del Inframundo, Plutón. También se encuentra en la Galleria Borghese, esta obra se terminó en 1622, cuando Bernini tenía sólo 23 años. Es una de sus obras maestras, si no su mejor trabajo, debido a la forma en que usa sus materiales. Bajo el toque de Bernini, el mármol es como la carne. Esto es particularmente evidente si nos fijamos en las manos de Plutón sobre el muslo y la cintura de Proserpina, hundiéndose en su piel como si fuera real. Es una escultura asombrosa por sí misma, pero combinada con el drama de la escena y la credibilidad de las expresiones, es impresionante.



Éxtasis de la beata Ludovica Albertoni, 1674

Este trabajo se encuentra en la iglesia de San Francesco a Ripa y es un monumento funerario. Terminado en 1674, fue creado para la capilla de Altieri. Representa la figura piadosa de Ludovica Albertoni, una noble romana que entró en la Tercera Orden de San Francisco tras la muerte de su marido y más tarde beatificada. Ludovica se muestra en comunión mística con Dios y su movimiento arqueado y los pliegues de la ropa de la cama parecen como si tuviese vida real en lugar de ser de piedra.





Apolo y Dafne, 1622

Una de sus obras más famosas, esta esculptura en la Galeria Borghese muestra la ninfa, Dafne perseguida por el dios Apolo. Cuando él la alcanza, sin embargo, ella envía una oración a su padre, un dios del río. Ella desea ser salvada de Apolo y, al hacerlo, la transforma en un árbol. En la escultura vemos como la transformación ocurre. Los brazos de Daphne se vuelven ramas y un tronco aparece debajo de ella.



Éxtasis de Santa Teresa, 1647

Situada en la capilla Cornaro de Santa Maria della Vittoria, representa a Santa Teresa en un estado de éxtasis religioso de una manera teatral. La luz divina brilla en ella desde arriba y un ángel del Señor desciende sobre ella. Teresa, con ostentación de sus túnicas voluminosas, se arqua hacia arriba y hace un gesto de alegría y entra en èxtasis, incapaz de soportar la majestuosidad de lo que le está sucediendo. La pasión de esta historia y la tensión innata de la obra, la aporta realidad y esto hace que el espectador quede conmovido.

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